ACEB defenderá en primer término la salud y la vida de los colombianos, pugnará por la comida para la población pobre, luchará por el empleo, la preservación de derechos, el ingreso y el bienestar de los trabajadores y actuará de manera denodada por evitar los atropellos y propugnará por la seguridad y salud de sus afiliados y su base social: los trabajadores bancarios.
Por Carlos
Raúl Moreno Parra
Directivo Junta Nacional ACEB
Directivo Junta Nacional ACEB
El 20 de
abril el presidente Duque tomó la decisión de prolongar la cuarentena
obligatoria hasta el 11 de mayo. De nuevo, como en la declaratoria de la
emergencia y el aislamiento social total, el gobierno tiene que aceptar la
medida a regañadientes, ante la contundencia de las cifras de expansión del
contagio, que lejos de aplanarse siguen creciendo, como también de la firme
posición tanto de dirigentes políticos y sociales de carácter democrático y
progresista, de mandatarios locales y de los expertos epidemiólogos, consistente
en que se debe mantener el aislamiento total para resguardar la vida de miles
de colombianos pobres. Aplicando el adagio popular “el que peca y reza empata”
Duque ordena el trabajo de más de 4.4 millones de personas que trabajan en la
construcción y el sector manufacturero, que sumados a los excepcionados y los “colinchados”
dejan casi 6 millones de trabajadores saliendo a la calle en medio de la
pandemia.
Indudablemente
esta cuarentena unida a la recesión mundial nos pone en una grave situación
económica y social. Una situación en la cual el sistema financiero, sobre el
que se ha edificado las grandes fortunas como una gran casa de apuestas, se
muestra incapaz de hacer andar la economía y ser la base principal de ella,
como falsamente nos lo vendió el dogma neoliberal en todos estos años, para no
poner en peligro su tramado especulativo, demanda que se ponga andar la
producción de centenares de millones de trabajadores en el mundo entero.
Finalmente es el trabajo humano el que produce la riqueza, al transformar la
naturaleza y las materias primas que ella nos proporciona, esto queda claro en
esta crisis de salud mundial, sin la economía real se caen los grandes oligopolios
creados con base en la especulación.
También
queda claro con esta pandemia que el sistema de atención hospitalaria en el
país, herido mortalmente por la privatización de la salud, es insuficiente para
atender una expansión creciente del Covid-19. Por ello, además de las medidas
de higiene personal y el aislamiento es la única
medida eficaz para evitar la enfermedad y la muerte de miles de personas. El
número de pruebas o test, como otra de las medidas fundamentales para conocer
el nivel de contagio y enfrentar la expansión de la enfermedad, es totalmente
deficitario en Colombia, tan solo 3 mil test diarios se practican, cuando los
países que han logrado controlar la enfermedad sobrepasan, en promedio, los 25
mil, también está en déficit el número de camas de UCI y de respiradores con
que cuenta el país.
Así es que
las dos medidas que conforman el meollo para enfrentar le enfermedad, que son
la puesta al día de la red pública de salud para atención médico hospitalaria y
las medidas para garantizar el aislamiento social necesario, deben solucionarse
en medio de un bajonazo de la economía. Esto implica, por tanto, que el Estado
debe hacer un esfuerzo descomunal de recursos públicos para atender las duras
consecuencias del confinamiento sobre la vida de la población y poner en
condiciones óptimas la red hospitalaria nacional.
ACEB creé
que, en este escenario, no debe descargarse las consecuencias económicas y
sociales en los hombros de los trabajadores ni de la población pobre. Los
recursos deben buscarse en los ahorros del trabajo nacional representados en
los 53.144 millones de dólares de reservas internacionales del país, en la
condonación o moratoria de la deuda externa con los organismos internacionales
de crédito, en la posibilidad que existe que el Banco de la Republica emita
recursos para atención de la crisis y de impuestos directos al 10% de los más
ricos, que tienen ingresos de 4 veces más que el 40% más pobre del país.
Inexorablemente,
la posición neoliberal y plutocrática del gobierno Duque-Uribe, indica que las
principales medidas económicas van encaminadas a favorecer las arcas del
sistema financiero, a menoscabar la inversión social en salud, educación,
saneamiento básico y bienestar de la población y a descargar en la población el
sostenimiento del Estado con impuestos regresivos como el detestado IVA.
La
población registra con indignación la entrega de billones de pesos a los bancos
para que nieguen los créditos o los aprueben con altas tasas de interés a las
empresas, el traslado del pago de pensiones de salario mínimo a Colpensiones, que
era responsabilidad de los fondos privados de pensiones , el giro de recursos a
las EPS en lugar de entregarlos a las IPS, todas medidas que demuestran, con
creces, esta maquiavélica decisión de aprovechar la crisis originada por el
virus para favorecer a la oligarquía financiera. En tanto el padecimiento de
hambre de la población sin empleo, vendedores ambulantes, trabajadores independientes
y población en pobreza extrema, crece a límites de exacerbación. La micro,
pequeña y mediana empresa a punto del cierre clama por subsidios del gobierno
para pagar la nómina de sus trabajadores, que representa casi el 80% del empleo
del país, como no se cansan de enfatizarlo los voceros de ACOPI. El personal de
prestación del servicio de salud exige, a voz unísona, sus elementos de
seguridad personal, el pago de meses en sus salarios atrasados y la mejora en las
deplorables condiciones laborales en que se encuentran. Y los trabajadores
sufren despidos masivos, suspensión de contratos, licencias no remuneradas,
rebaja del salario, vacaciones anticipadas en cuarentena y decenas de
atropellos y acoso laborales.
Los
empleados bancarios, al servicio del encumbrado sistema financiero, no somos la
excepción a los padecimientos de la población. Al declararse la banca como
servicio esencial, se expone a sus funcionarios a la contaminación del virus, a
lo que contribuye las presiones de la Asobancaria para que se vuelva a la
prestación del servicio de la mayor cantidad de oficinas en horario normal. El
despido de trabajadores temporales alcanzó un importante número. Se mandaron a
vacaciones a los trabajadores que no se ocuparon en la apertura parcial de
oficinas. Los compañeros que laboran en la parte comercial y promocional
sufrieron una merma considerable en sus ingresos. El acoso laboral y de otras
índoles pulula a diario. En tanto los dueños del sistema se regodean con
donaciones “millonarias” que no se compadecen con las ganancias billonarias y
crecientes del negocio. El Grupo Aval, el más representativo del sector
repartió, en medio de la pandemia, $1.07 billones de ganancias a sus
accionistas.
ACEB
defenderá en primer término la salud y la vida de los colombianos, pugnará por
la comida para la población pobre, luchará por el empleo, la preservación de
derechos, el ingreso y el bienestar de los trabajadores y actuará de manera
denodada por evitar los atropellos y y propugnará por la seguridad de salud a sus afiliados y su base social: los trabajadores bancarios.
Bogotá, 21 de abril de 2020
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